Pulsera de la Mano de Fátima, también conocida como Jamsa, Hamsa o Khamsa: un amuleto protector muy popular en el Islam y el judaísmo, especialmente en Oriente Próximo y África del Norte. Es un símbolo en forma de mano con los dedos extendidos, que suele combinarse con otros símbolos incluidos en la palma. Los creyentes lo usan contra el mal de ojo, las malas energías y la desgracia, para atraer la buena suerte y la fortuna, y en general como talismán de protección y bendición.
Plata de ley. Pulsera de nylon con nudos correderos y terminales también de plata.
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Colección | Mano de Fátima |
Categoría | Pulseras |
Material | Plata de Ley |
Altura | 21mm |
Anchura | 17mm |
Grosor | 2mm |
El hamsa o khamsa es un símbolo en forma de mano abierta, muy popular en varias culturas del Medio Oriente y el norte de África. Su nombre viene de la palabra árabe خمسة, romanizada "khamsa", que significa "cinco", haciendo referencia a los cinco dedos de la mano. Su origen se pierde en el tiempo y se entrelaza con varias culturas antiguas del Mediterráneo y el Medio Oriente. Aunque hoy es conocido principalmente por su asociación con el islam y el judaísmo, su raíz es mucho más antigua y probablemente pre-religiosa:
Mesopotamia y Cartago (siglos antes de nuestra era): El símbolo de la mano aparece ya en amuletos y esculturas de estas civilizaciones. En Cartago, estaba vinculado a la diosa Tanit, una divinidad femenina protectora de la vida y la fertilidad.
Egipto antiguo: La mano abierta también se usaba como signo de protección mágica, similar al Ojo de Horus.
Fenicia y culturas del norte de África: Era símbolo de la feminidad divina y se usaba para invocar protección maternal.
En el islam, el Hamsa se convierte en la Mano de Fátima, en honor a Fátima az-Zahra, hija del profeta Mahoma. Representa la fe, la paciencia y la protección. Los cinco dedos simbolizan los cinco pilares del islam.
En el judaísmo, el Hamsa es conocido como la Mano de Miriam, hermana de Moisés y Aarón. Representa protección divina, especialmente contra el mal de ojo, y los cinco dedos se asocian con los cinco libros de la Torá.
Con el paso del tiempo, el Hamsa trascendió religiones y culturas. Hoy se usa en colgantes, puertas, tatuajes y arte decorativo como símbolo de protección, paz interior y buena energía.
En resumen, el Hamsa es un símbolo antiguo y poderoso que ha sobrevivido miles de años porque habla un lenguaje común: el del deseo humano de protección, fe y bendición.
La leyenda de la Mano de Fátima tiene sus raíces en tierras árabes, tejida entre la historia y la devoción. Su protagonista es Fátima az-Zahra, hija del profeta Mahoma y de su primera esposa, Jadiya, una mujer sabia y fuerte. Fátima fue la única hija del profeta que le sobrevivió, y es considerada por los musulmanes chiíes como la madre espiritual de los creyentes, símbolo de pureza, sacrificio y fe.
Fátima creció en un hogar marcado por la fe y la lucha espiritual. Su vida fue discreta pero profundamente significativa, reflejo de una entrega total a los valores de la familia, la religión y la comunidad. Se casó con Alí ibn Abi Tálib, primo del profeta Mahoma y una de las figuras más importantes del islam. Juntos, tuvieron hijos que también serían figuras clave en la historia islámica, como Hasán y Huséin.
A pesar del amor que unía a Fátima y Alí, la sociedad árabe del siglo VII permitía la poligamia. Un día, Alí regresó a casa con la noticia de que había tomado una segunda esposa. La devoción de Fátima por él era tan profunda que la noticia cayó sobre ella como una daga silenciosa. Su corazón, que siempre había latido al ritmo del deber y la fe, se desgarró en un dolor mudo.
Dicen que ese mismo día, Fátima preparaba un guiso en el hogar. En medio del dolor, con la mente envuelta en tristeza, empezó a remover la olla hirviente. Tan profunda era su pena que no sintió cómo el calor abrazaba su piel. Metió la mano desnuda en el guiso y removió sin una sola queja, como si el dolor del alma anestesiara el del cuerpo. Alí, al entrar y ver aquella escena, quedó paralizado. La imagen de su esposa, noble y silenciosa, soportando el ardor del fuego sin un gesto, lo atravesó de culpa.
Conmovido hasta las lágrimas, se acercó con ternura, tomó su mano quemada con delicadeza y suplicó su perdón. Comprendió el daño que había causado, no por imposición, sino por amor. En un acto de arrepentimiento sincero, despidió a la otra esposa y prometió no volver a herirla jamás. Fátima, con la dignidad que la caracterizaba, aceptó su promesa, no por debilidad, sino por la fuerza de su fe y su corazón firme.
Desde entonces, la imagen de la mano abierta —la mano que cocina, que bendice, que soporta el dolor en silencio— se convirtió en un símbolo de protección, fortaleza femenina y compasión. La Mano de Fátima representa la resistencia silenciosa de las mujeres, la fidelidad espiritual, el amor verdadero y el poder de la fe que sana.
Míriam era la hermana mayor de Moisés y Aarón, y una figura clave en la historia del pueblo de Israel. No solo fue una hermana amorosa, sino también una profetisa valiente y líder espiritual, reconocida por su sabiduría, visión y firmeza en tiempos de adversidad. Nació en Egipto, en un momento de gran sufrimiento para los hebreos, esclavizados bajo el mandato del faraón.
Cuando Moisés nació, el faraón, temeroso del crecimiento del pueblo israelita, ordenó asesinar a todos los bebés varones hebreos. Fue un decreto cruel y despiadado, diseñado para eliminar cualquier posibilidad de resistencia futura. La madre de Moisés, Yojebed, decidió proteger a su hijo arriesgando todo: colocó al pequeño en una canasta de papiro sellada con brea y lo confió a las aguas del Nilo, esperando que la corriente lo condujera a un destino más seguro.
Pero no lo dejó al azar. Míriam, aún siendo solo una niña, se ofreció a vigilar a su hermano desde la orilla del río. Oculta entre los juncos, seguía la canasta con la mirada firme, impulsada por un amor incondicional y una madurez sorprendente para su edad. Observó cómo la hija del faraón encontró al niño, y con gran astucia, se acercó a ofrecer a una nodriza hebrea: su propia madre. Gracias a su intervención, Moisés pudo ser criado por su verdadera familia durante sus primeros años.
Míriam no solo salvó a su hermano ese día. Años más tarde, también se convertiría en una líder junto a Moisés y Aarón durante el éxodo del pueblo de Israel. Fue ella quien, tras el cruce milagroso del mar Rojo, tomó el tambor y entonó cantos de libertad junto a las mujeres hebreas, celebrando la liberación de la esclavitud con alegría y fe. Su figura representa la guía, la visión espiritual y la fuerza femenina que sostiene y anima al pueblo en momentos de crisis.
Con el paso del tiempo, su papel protector y visionario se convirtió en símbolo. Así nació la leyenda de la Mano de Míriam, representada como una mano abierta, también conocida como Hamsa. Este símbolo se adoptó como un amuleto de protección, esperanza y bendición, especialmente en la tradición judía del norte de África y Medio Oriente.
La Mano de Míriam simboliza más que simple resguardo físico: representa la vigilancia activa, la fe que no se rinde y la protección femenina llena de sabiduría y coraje. Cada dedo de la mano puede entenderse como una virtud: amor, fe, fortaleza, compasión y justicia.
Aunque en la historia ha habido muchos conflictos entre judíos y musulmanes, también es cierto que comparten muchas raíces culturales, históricas y religiosas. Por eso comparten tradiciones como el hamsa, a pesar de las tensiones:
Orígenes comunes: tanto el judaísmo como el islam tienen raíces en el Medio Oriente y comparten muchas historias, personajes y creencias que vienen de tradiciones antiguas, incluyendo el monoteísmo y figuras bíblicas como Abraham o Moisés.
Intercambio cultural: Durante siglos, especialmente en lugares como Al-Ándalus, Egipto o el Oriente, judíos, musulmanes y cristianos convivieron y compartieron ideas, arte, símbolos y costumbres, cosa que generó una intensa mezcla cultural.
Simbolismo universal: El hamsa, como símbolo de protección, buena suerte y alejamiento del mal, tiene un significado que trasciende religiones. Muchas culturas usan amuletos similares porque representan una necesidad humana común: protegerse de lo negativo.
La combinación de la Mano de Fátima con la Flor de Lis puede tener varios significados dependiendo de la perspectiva cultural y personal, pero los más comunes tienen relación con:
Además, la combinación de la Mano de Fátima con la Estrella de David también tiene diversos significados:
Así que... no hay una interpretación única ni una que sea correcta y otra no... El significado puede variar según la persona que lo use y el contexto en el que se presente. La joyería y los símbolos personales a menudo tienen significados individuales y pueden ser expresiones de identidad y espiritualidad únicas...
...Así que os dejo la interpretación final en vuestras manos :)
No soy ni maga ni sacerdotisa. No soy especialista en la religión judía ni en la religión musulmana. Ni en la Biblia ni en la Torá. Ni en la mística ni en la cábala. Tampoco soy especialista en esoterismo, en magia o en ocultismo. Soy joyera. Por eso en mi web te hablo poco de los beneficios y los usos de la Mano de Fátima. Mi misión no es explicarte cómo y cuándo y porqué de estos tesoros que unen religión y cosmovisión, ni quiero convencerte para usarlos como amuleto o talismán. Si has llegado hasta esta página, quizás sabrás más del tema tú que yo, y según mi experiencia cada cliente espera de mis tesoros un uso o unos beneficios diferentes.
Mi misión como joyera es ofrecerte tesoros como la Mano de Fátima en forma de joyas de primera calidad, tanto en relación con los metales preciosos que los conforman como en relación al proceso de diseño, modelado y acabado. Y además, hacerlo desde la artesanía y la humildad. No fabrico en serie en países lejanos y no vendo al por mayor: te ofrezco joyería artesanal con envíos internacionales y a precios justos.
Sí que es cierto que me interesa mucho el tema del crecimiento personal y he hecho cursos de canalización de energías positivas, de manera que tanto des del punto de vista de joyera como des del punto de vista del crecimiento personal, hace años que diseño y modelo tesoros de joyería sagrada y esotérica, y me he esforzado en documentarme sobre su diseño y su proceso de fabricación óptimo. Uno de mis tesoros más vendidos es el Anillo Atlante. Hace tiempo que algunos de mis clientes me preguntan también por otras joyas como la Mano de Fátima, y finalmente, después de mucho trabajarlo, me he decidido a ofrecértelo con un diseño exclusivo fiel al diseño sagrado original.
La Fábrica de Tesoros de MeriTomasa está especializada en joyas personalizadas hechas a medida para todos los gustos y presupuestos: alianzas, diademas, pendientes, colgantes, broches, pulseras, anillos, tiaras… Mi propuesta de valor es crear joyería de calidad, diseñada y fabricada artesanalmente, y con el foco en la personalización. Por eso me adhiero a campañas como Fashion Revolution o presumo de estar acreditada con el distintivo de producto de artesanía (D’A), que acredita que mis joyas son de producción propia y están elaboradas de forma artesanal mediante los procesos propios de mi oficio y producidas en mi taller de Manresa, kilómetro cero. Ofrezco una joyería más íntima, romántica, exclusiva y de calidad.
Muchas de las piezas que encontrarás en mi web se podrían clasificar como joyería sagrada o joyería esotérica. No era mi primera intención cuando abrí La Fábrica de Tesoros de MeriTomasa. Pero tengo la sensación que algunos de esos tesoros, como los Anillos Atlante, o la colección Chakana, o el Metatrón, o el Tetragrammaton, han venido a mi para ofrecerme sendas por las que crecer, y yo he recorrido esos senderos con la toda la humildad y dando las gracias por cada pequeño reto que me han ofrecido los vericuetos del camino.
Como todas mis piezas, mi Colección Mano de Fátima está diseñada y modelada en mi taller de Manresa, a partir de encargos de joyas personalizadas desde 2006, de manera que puedes presumir de lucir una joya kilómetro cero de fabricación artesanal.
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